ESCAPAMOS DEL CALOR. Lunes 26 de junio
Itinerario: Boadilla del Monte-Medinacelli
Pernocta: Area de autocaravanas Medinacelli. (41.1713; -2.4321) gratuita.
Partimos ayer por la tarde rumbo a Medinaceli. Estábamos en la primera “ola de calor” de este verano, con temperaturas próximas a los 40 grados. Así que partiendo por la tarde conseguíamos dos objetivos: dormir bien, a buena temperatura, y ganar tiempo ya que si hacemos noche en casa por pronto que nos levantemos hasta las 12 no conseguimos salir.
Y alrededor de las
18,30 dejamos Madrid con 36 grados. Pasamos Alcalá de Henares con 39 y según
nos alejábamos de la Madrid la temperatura comenzó a descender. Llegamos a Medinaceli alrededor de las 20,30.
En el área, a pesar de ser lunes había unas quince autocaravanas y la
temperatura era ya de 25 grados lo que nos permitió un agradable paseo con un
airecillo delicioso (41.1713, -2.4321). Cenamos y nos quedamos dormidos así que
nos fuimos a la cama.
RECUERDOS. Martes 27 de junio
Itinerario:
Medinacelli-Almudévar-Payolle (Francia)
Pernocta: Area de autocaravanas de Payolle (42.9427,
0.2794). 13 euros
Que delicia de noche.
Hasta nos tuvimos que tapar del fresquito. Y la mañana soleada nos muestra 15
grados. Con tres grados más salimos a buscar nuestras pastas de almendras con chocolates que hacen
las monjitas clarisas. Todo un clásico en nuestra vida que nuestros hijos,
además, nos piden. Y puntualmente a las 9,30 tienen abierto así que cogemos dos
cajas que repartiremos entre todos. La panadería sigue en las suyas, no
abriendo hasta las 10 por lo que dejamos Medinaceli sin poder comprar el pan. Como
siempre….
Rumbo a Payolle al
otro lado de los pirineos después de pasar el túnel de Bielsa y subir la col de
Astun.
Angel me preguntó si
pasábamos por Almudévar y le dije que sí. Y se le iluminó la cara. Y es que
aquí hace ya muchos años descubrimos las trenzas, una auténtica delicatesen que
llenó nuestros desayunos cuando subíamos en diciembre a esquiar, primero a Formigal,
donde las encontramos por casualidad, y luego cuando íbamos a Piau Engaly, en
el pirineo francés. Pero desde que dejamos de venir, no volvimos a comerlas.
Primero los chicos nos
abandonaron, y ese era el motivo principal de venir y por el que yo con casi 50
años me calcé los esquís por primera vez en mi vida. Y Angel igual. Este
deporte lo descubrió David y yo pensé que sería un motivo maravilloso para
poder pasar unos días todos juntos en invierno. Así que todos a esquiar, Raul y
nosotros dos a aprender y David ya a perfeccionar. Pero, los chicos volaron y
nos quedamos solos. Luego vino mi rotura de menisco que impidió que subiéramos
Angel y yo solos ese invierno y ya, se
rompió el hechizo. Puede que hayan pasado más de 11 años desde la última vez
que vinimos por aquí.
Y llegamos a Almudévar
y Angel, se sirvió de su memoria para encontrar el lugar que estaba exactamente
igual que hacía más de una década. Y cuando atravesamos la puerta comprobamos
que el interior estaba también igual. Olía todo igual, una delicia. Parecía que
el tiempo no había pasado por este lugar. Comprobamos que habían incluido
algunas novedades, como trenzas pequeñas o con cremas e incluso saladas. Yo sí
que tenía pensado llevarme una trenza a la vuelta, pero no ahora, pero bueno,
vamos a disfrutarla que hace muchísimos años que no lo hacemos y somos de
gustos sencillos pero este …es un placer del que no disfrutábamos en muchos
años.
Subimos por la
carretera que recorrimos la primera vez cuando alquilamos lo que hoy sería una
casa rural, pero en aquel entonces no existían. De eso han pasado ya 25 años o más.
La oficina de turismo
de Huesca tenía una relación de casas que se alquilaban y escogimos una
vivienda muy peculiar en Guaso cerca de Ainsa. Digo peculiar porque era una ermita
que en la parte superior, lo que había
sido la vivienda del cura, era la que se alquilaba. Estaba reformada y el sitio
era precioso.
Luego volveríamos a
hacer este camino cuando íbamos a
esquiar a Piau Engaly, y recuerdo que un año empezó a nevarnos cerca del túnel.
Caían unos copos enormes y cuajó en minutos. Pusimos cadenas y tardamos una
hora en hacer 20 km. Una pasada. Ahora…no lo haría.
En fin, hoy ha sido un
día lleno de recuerdos hermosos.
Atravesamos el viejo
túnel y bajamos por la retorcida vertiente francesa. Dejamos la desviación a
Piau Engaly a la izquierda y continuamos hasta Saint Lairy Soulan y poco
después ascendimos el Col de Aspin. 9%
de pendiente y carretera más bien justa aunque no tanto como un tramo de carretera
española que ya he olvidado donde fue,
pero que al cruzarnos con una
autocaravana tuvimos que plegar los espejos y no digamos con un camión, con el
que tuvimos suerte de verle y esperarle en un buen sitio si no, habría sido
complicado. Y hablando de estrecheces,
decidimos ascender por esta col, en la D918, dejando la primera desviación que
nos llevaba por la D113 ya que al mirar en el google earth esta última me
resultó demasiado estrecha y la que tomamos era algo más ancha.
El lugar es muy bello, una pradera verde rodeada de montañas, un rio, muy tranquilo y se gestiona todo automáticamente, incluso asigna número de parcela. Una pasada. Tiene duchas de agua caliente, baños, lavabos, fregadero, incluido en los 13 euros del precio (más 3 euros más con luz) y también lavadoras. En la pantalla se pueden seleccionar varios idiomas y al pagar se facilita un código de acceso a esta zona.
Nos instalamos pero como estaba nublado y caía chirimía, únicamente nos limitamos a estirar las patitas esperando a que mañana se cumplan los pronósticos y podamos disfrutar de un buen tiempo y darnos un paseo por estos hermosos lugares, además de disfrutar de las vistas.
EL TOURMALET. Miercoles 28 de junio
Itinerario: Payolle-Tourmalet-Gavarnie
Pernocta: Aparcamiento en Gavarnie: (42.7363,
-0.0125). 10 euros
Noche estupenda, de echar la colcha para taparnos y la mañana aparece con nubes jugueteando que van y vienen y suben y bajar descubriendo paisajes que ayer que no pudimos ver. Poco a poco se va despejando y las nubes se quedan prácticamente en las cumbres más altas y el sol ilumina un paisaje casi de postal, con prados verdes, abetos que pueblan las laderas de las montañas, riachuelos que corren abriéndose paso, y vacas que han salido en busca de sus verdes pastos. Muchas que caminan por los prados o que pasean tranquilas por la carretera con el soniquete de los cencerros que es prácticamente lo único que se oye.
Como nos ha sabido a poco, decidimos seguir una suave ascensión tomando un camino ancho a nuestra derecha. Carteles avisan de que hay que atar a los perros y que mantengamos la distancia con las vacas.
Ya en el área
decidimos darnos una ducha, cargamos y descargamos agua y ponemos rumbo hacia
Gavarnie.
Para ello tenemos que
afrontar la subida del Tourmalet.
En un momento determinado este
bucólico ambiente se rompe ante una
ambulancia parada y una bicicleta en la carretera. Esperemos que no haya pasado
nada grave. Y es que la subida es tremenda.
Hay mucha gente, sobre todo ciclistas que paran a hacerse la foto, con este paisaje de fondo y junto a esta escultura, obra de un francés y conocida como «Octave el Géant», en homenaje al Tour de France. Tiene 3 m de alto por 2,40 de largo y fue erigida en memoria de Octave Lapize el primer ciclista en coronar el Tourmalet de 2115 metros.
Afrontamos el descenso,
a mi juicio, peor que la subida por la estrechez de la carretera en algunos
puntos y cruzo los dedos para no encontrarnos con otra autocaravana porque no
cabríamos las dos. En nuestro descenso y a un lado de la carretera sobre la ladera, vemos muchas placas de
pizarra con lo que parecen nombres gravados, pero, ni podemos aparcar, ni
detenernos el tiempo suficiente para
fotografiarlas y saciar mi curiosidad así que continuamos con el descenso para
adentrarnos en una densa y espesa niebla que en pocos minutos atravesamos para introducirnos
en el otro valle camino de Gavarnie. Y la
bajada continúa. Realmente es un puerto duro.
Y van apareciendo
pueblitos que vamos dejando atrás hasta llegar a Gavarnie. Pero cuando lo hacemos la carretera que nos llevaría a un
aparcamiento que yo había elegido está cortada, así que decidimos seguir hasta
el área de autocaravanas. Pasamos un estacionamiento en batería donde vemos muchas
autocaravanas aparcadas pero continuamos y según lo hacemos, nos vamos
distanciando del comienzo de la ruta para mañana, así que al ver una
autocaravana española parada me detengo
y la pregunto. Nos dice que ha pasado la noche en el aparcamiento que hemos
dejado atrás y que por la mañana han hecho el circo de Gavarnie, lo que
queremos hacer nosotros.
A nuestra puerta
aparece un español pidiendo información como así le había ordenado su mujer y
le contamos lo que sabemos.
Hemos llegado aquí a
las 14,30 y después de comer y descansar hemos bajado al pueblin. Ahora estaba
abierta la carretera que da acceso a varios aparcamientos. Suponemos que cuando
se llenan, cierran este acceso para evitar problemas de congestionamiento. Vemos
el lugar que inicialmente había elegido. Es muy tranquilo, pequeño y ahora no
parece haber sitio así que decidimos no movernos de donde estamos. Nos
acercamos caminando hasta el camping donde comienza la ruta hacia el circo.
Al fondo lo podemos
contemplar; impresionante pared de piedra que conserva aún restos de nieve.
También se ve una enorme cascada que se descuelga, pero en poco tiempo es
cubierta por las nubes que ya no nos dejan disfrutar de este grandioso espectáculo.
Mañana lo intentaremos. O eso me dije, y eso escribí y qué ingenua fui. Pero
continúo el relato.
En nuestro paseo nos
encontramos con la pareja de españoles, de Castellón, que vinieron a
preguntarnos en el aparcamiento así que
el camino de vuelta lo hicimos en animada charla. Y hablamos de lo que pasa en
Madrid relacionado con la ausencia de áreas para autocaravanas y que sabemos
los madrileños: una capital europea que carece de ellas, aunque sí hay en
pueblos cercanos y también camping, caros por supuesto. A ver si algún día
cambian las cabezas lo suficiente como para admitir y asimilar que no somos un
“turismo de piojosos” como me dijeron una vez alguien de un partido de mi
ayuntamiento cuando le sugerí crear un área añadiéndome que lo que querían era
el turismo de dinero, que viaja en buenos coches, y no nosotros. ¡cuanta ignorancia!,
entonces y ahora porque muchos años después seguimos sin un área en Madrid
capital o cerca.
Peregrinamos. Jueves
29 de junio
Itinerario: Gavarnie-Lourdes-Gavarnie
Pernocta: Aparcamiento
en Gavarnie: (42.7363, -0.0125). 10 euros
¡Vaya mañana!! Si el agua es mala, la niebla lo es también. Y es que a las 8 es muy espesa, tanto que solo tenemos visibilidad hasta 50 metros. Decidimos esperar. Nuestros vecinos de Castellón han marchado ya. Y pasan las 9 y sigue igual, y llegan las 10. No esperamos más y cambiamos nuestros planos poniendo rumbo a Lourdes, a unos 50 km de aquí hacia el Norte. Seguramente el circo de Troumuse, el otro destino que teníamos cerca y en otro valle paralelo, estará igual, cubierto por la niebla, así que nos alejamos de la cordillera en busca de mejor tiempo.
Lourdes no es un destino que
yo hubiera elegido, pero para rellenar el día decidimos acercarnos. En poco
tiempo estamos en esta ciudad y encontramos el aparcamiento fácilmente que
dista escasos 10 minutos del Santuario o la Basílica.
Descubro una inmensa
explanada. A la derecha, ninguna construcción excepto una gran estatua de la
virgen; a la izquierda se levanta todo el
gran complejo de este peculiar lugar que incluye tres basílicas, dos
capillas y la gruta de las apariciones, donde la Virgen se presentó ante
Bernadette Soubirous, según la creencia católica.
El área que la compone tiene 52 hectáreas con 22 lugares de culto, que visitan 6 millones de personas al año aproximadamente. Datos impresionantes. Nunca hemos visitado un lugar de culto católico de tal envergadura.
Una vez dentro decido
comenzar por abajo: una gran basílica donde muchos curas celebran misa que los
fieles siguen con auténtica devoción.
Solo me asomo y subo arriba. Es curioso observar las rampas laterales, enormes,
que ascienden hasta este lugar. Nunca lo había visto con anterioridad, y
deduzco que serán para facilitar el
acceso de los fieles impedidos. Arriba encuentro otra basílica y muchas losas
pequeñas de mármol colocadas en las paredes con nombres, y fechas gravados.
Supongo que deben ser los ruegos concedidos.
Y
es que, con todos mis respetos, esto me parece un circo con varias pistas, uno
de rodillas rezando, otro con cara de éxtasis también orando, un fraile
imponiendo las manos sobre la cabeza de un devoto, gente de muchas
nacionalidades, y me llaman la atención especialmente indios. ¿Indios? Pues
para venir aquí de peregrinación se tiene que tener mucho dinero. Y no comprendo como la iglesia, que debe o
debería ser pobre, ha permitido y bendecido todo esto. Y que me perdonen si
alguien creyente, se siente ofendido por estas reflexiones. No me parece mal
que gente que haya perdido cualquier esperanza y le quede solo esta, se aferre
a ella. Pero que se explote económicamente y casi se convierta en un espectáculo, sinceramente, no. Resumiendo:
me he educado en la religión católica, como cualquiera de mi edad, pero no solo
me siento ajena a todo este montaje, si no que me hace sentir más que incómoda,
por ser prudente y no decir que lo rechazo.
Al ir regresando veo también muchos grifos donde la gente coge agua para llevarse. De aquí el negocio de las botellitas de distinto tamaño y forma.
Decido que ya he
dedicado suficiente tiempo a este lugar. Lamento no comprender este fervor,
para mi desmedido que siento más como un espectáculo. Salgo y le cedo el turno
a Angel que cuando regresa, piensa como yo.
Regresamos a la
autocaravana y decidimos parar en un Carrefour a comprar uno de nuestros
sencillos vicios: sidra francesa, que nos encanta. Aprovechamos también y algo
más cae. Comemos en el aparcamiento pero sobre las 16 horas se empieza a llenar
así que decidimos regresar a Gavarnie y darle otra oportunidad a una ruta por
el circo mañana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario